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   LA INJUSTA COMUNIDAD INTERNACIONAL

   Poco podían sospechar los sirios de que su suerte no iría paralela a la que tuvieron los libios, los cuales consiguieron derrocar al dictador Muamar Gaddafi. Los estudiantes y opositores que se echaron a la calle al calor de la Primavera Arabe  para exigir reformas democráticas a Baschar Al Asad, poco podían prever catorce meses antes que los cadáveres se contaran por miles en su país.

   ¿Por qué la comunidad internacional no interviene con el fin de paralizar la brutal escalada de violencia que asola a Siria? Muchos se preguntarán en que se diferencia Libia de Siria para que en el primer caso las fuerzas de intervención de la Alianza Atlántica intervinieran activamente ayudando al pueblo libio junto a otras fuerzas internacionales y, en cambio, en esta ocasión, no se intervenga. No cabe duda que detrás de esta actitud se esconde los intereses enfrentados de distintos países, tanto políticos como geográficos, pues tanto Rusia como China, que son miembros permanente y con derecho a veto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, respaldan a Al Assad. Además, los rusos llevaron a la región un importante contingente naval como medida de presión, recordando a la comunidad internacional que ellos no están dispuestos a injerencias extranjeras  por ningún motivo.

   A todo ello hay que sumar el reciente incidente que Siria ha tenido con su vecina Turquía, con quien comparte una frontera de más de 800 kilómetros y que pertenece a la OTAN. Turquía mantiene excelentes relaciones con Estados Unidos, a la vez que Rusia ha estrechado lazos con Irán, al que utiliza como “país satélite” y en donde tiene uno de los grandes enclaves navales en el Mediterráneo.

   Hasta el momento, todos los movimientos para parar esta sangría se ha limitado a bloqueos económicos y a sanciones comerciales, así como a enviar observadores internacionales que poco más que condenas verbales realizan en las Naciones Unidas. La razón primordial por la que se intervino en Libia y no es Siria, es que Siria carece de recursos naturales o energéticos de relevancia, al contrario que ocurría en Libia, que cuenta con unas reservas muy importantes, tanto de gas como de petróleo.

   Rusia ha venido constantemente bloqueando los escasos esfuerzos internacionales para detener las violaciones masivas de derechos humanos, afirmando tener un plan para resolver la crisis, pero mientras tanto se siguen cometiendo crímenes de guerra y contra la humanidad, haciendo caso omiso las autoridades sirias a los continuos llamamientos de la comunidad internacional a parar la represión.

   La realidad es que, contrariamente a lo solicitado, el ejercito sirio cada día intensifica su represión contra la población civil que se ha unido a los opositores al régimen de Al Assad, mientras numerosas organizaciones humanitarias vienen denunciando los ataques indiscriminados que padece el pueblo sirio desde marzo del pasado año. Se evidencia que los intereses económicos están por encima de los humanos y aunque la solución a este conflicto sea complejo por los países que tienen intereses en la zona, éstos, por encima de cualquier otra objeción, deberían acabar con la guerra civil que se está produciendo y sentarse a negociar una solución lo más pronto posible.