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    DIGNIDAD  

      Hay acciones que hacen renacer el ánimo después de tanta claudicación y entreguismo, de tanta vergüenza padecida ante actitudes cobardes, ante tanto defensor de la ignominia. Han tenido que ser tres mujeres, representando a muchas más, quienes se hayan enfrentado en Alsasua, la localidad Navarra gobernada por Bildu, a una patética hermandad de nostálgicos del crimen, de terroristas cargados de años y de rencores, prófugos de la justicia tras haber perpetrado asesinatos, extorsiones, estragos y asociación ilícita.  

   Era una especie de encuentro de viejas glorias reivindicando el que sus atrocidades habían sido justas en esos cincuenta años de plomo. Eran más de un centenar de terroristas en un acto propagandístico de ETA, con algunos matones que acumulaban cientos de muertos. El horror reunido en un aquelarre reivindicativo de que sus fechorías tenían que ser reconocidas como un bien para el País Vasco.

    Tres mujeres se plantaron donde se celebraba la fiesta reivindicativa para recordarles que  ni uno solo de ellos había anunciado su abandono de la banda terrorista, ni se había arrepentido de su militancia ni tampoco habían reconocido el daño causado. Ellas les pedían por escrito, ante la incredulidad de esos corazones fríos, que condenaran el terrorismo y aclararan los asesinatos, con una lista de crímenes aún sin resolver.

    Tres mujeres valientes, ejemplo para la política, las instituciones y la Justicia, enfrentadas a asesinos como Zabarte Arregi, con 17 asesinatos a su espalda y otro tan cualificado como Antxon Etxebeste, un jefe que lleva en libertad más de 10 años. Avergüenza bastante que ese acto no se hubiera hecho antes desde otras instancias; que algunos desde nuestra cómoda posición no nos movilicemos ante semejante cuadrilla facinerosa. Estas mujeres nos han hecho recordar que la dignidad es una cualidad que poco a poco se va olvidando y que tendría que prevalecer por encima del miedo y que supone el respeto consigo mismo.
 

   "VAPOREANDO"

 

   Lo venían advirtiendo voces autorizadas: no habían antecedentes suficientes para certificar que se retiraran los cigarrillos electrónicos, pero si sabían que los componentes no eran saludables y que en un tiempo racional podrían producir daños en los pulmones.


   Lo que pudiera aliviar las ansias de fumar, debido a que la inhalación del vapor caliente da una sensación similar al humo del tabaco, no suponía que fuera inocuo su consumo, pues el líquido recargable contiene nicotina (habitualmente entre 6 y 24 mg), propilenglicol (un alcohol usado como aditivo en alimentos y en algunos fármacos en forma de nebulizadores o inhaladores), glicerina vegetal y aditivos alimentarios que dan diferentes sabores. Sin embargo, debido a la falta de regulación y controles de calidad, la composición puede variar entre diferentes marcas, e incluso dentro de una misma marca, y pueden contener otros tóxicos que no aparezcan en el etiquetado.


   España adelanta muchas veces a otros países en muchas cosas, aunque más que adelantar se diría que los atropella por ser los primeros. Ha ocurrido en situaciones moralmente dudosas y, como no podía ser menos, también nos hemos adelantado en esta ocasión al haberse producido el segundo caso en el mundo de haberse diagnosticado una neumonía lipoidea asociada al cigarrillo electrónico.

   La causa de la neumonía era la presencia de glicerina vegetal entre los componentes de las cargas de los cigarrillos electrónicos, que es imprescindible para poder vaporizar la nicotina líquida que llega a los pulmones de los consumidores sin combustión previa y la glicerina, que es un lípido, se fue acumulando en los pulmones del paciente hasta que su vida corrió peligro.

   Los fumadores de estos cigarrillos se aprovechan del vacío legal que impide el consumo del tabaco tradicional en lugares públicos cerrados, pero que de momento no regula los cigarrillos electrónicos y se les ve rodeados de un humo vaporoso blanco, con unas ansias de fumador empedernido, y ponen así en riesgo también la salud de los fumadores pasivos, que se ven obligados a respirar todo lo que sale de ellos, como la nicotina; aunque no todos los cigarrillos electrónicos llevan nicotina, una sustancia muy adictiva, sí que contienen otros elementos como el propilenglicol -irritante en las vías respiratorias- y causante de asma en niños.

   Y todo por esa falta de voluntad para abandonar definitivamente el hábito de fumar, engañándose con estos artilugios que al fin y a la postre siguen manteniendo la adicción.



   MALDITO ANIVERSARIO

   

   Diez años parecen muchos pero en la mente de demasiadas personas no es mas que un lapso de tiempo entre el estar o no estar con quien echas de menos. Estos diez años transcurridos del atentado terrorista del once de marzo del 2004, solo ha servido para atemperar algunos ánimos y sosegar algunas actitudes, que no todas. Porque España sigue enfrentada en cuanto a la visión de algunos hechos, muchas veces defendidos más con la pasión partidista que con el razonamiento.

   Lo que no debiera ser discutido, por un elemental respeto a la verdad, es el que se deba seguir investigando hasta esclarecer cada una de las dudas planteadas, incluso por el propio juez que dictaminó lo ocurrido; la investigación debe seguir hasta el total esclarecimiento de los hechos porque así lo exigen casi doscientos muertos y millares de heridos, la dignidad nacional y el futuro de las próximas generaciones.

    No solamente por todos aquellos que perdieron la vida o quedaron mutilados, sino porque ese atentado dividió a la sociedad, a los partidos, a los medios de comunicación e incluso a las víctimas. Hay que seguir indagando en búsqueda de la verdad, porque las zonas oscuras siguen existiendo, como las dolorosas cicatrices del tiempo que supura aún una deuda de conciencia pendiente desde aquellos malditos días de marzo.

Quedan pendiente al día de hoy el saber quién ordenó la matanza. Tampoco se han depurado las responsabilidades por los innumerables errores que se cometieron en la investigación. Y queda también pendiente el análisis objetivo del comportamiento popular, más cercano a un desordenado ataque de pánico que a la reacción serena de una sociedad consciente de hallarse en la diana de una ofensiva contra sus valores primordiales.







Mientras quede un resquicio para la duda, nunca se cerrará el episodio mas negro sobre terrorismo que ha habido en España.