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PELIGRO INMINENTE

   Sigue muy presente en la memoria, para aquellos que vemos con horror el avance del fanatismo islámico,  aquel diciembre del año 2011 en que la flor y nata del mundo libre se dio cita en España para el magno acontecimiento de esa idiotez llamada Foro de la Alianza de Civilizaciones, ideado a partes iguales entre Zapatero, Erdogan y el iraní Jatamí. Allí estuvieron los democráticos países de Malasia, Argelia, Turquía, Senegal y Qatar, con el fin de hacernos creer que defienden el respeto de las diferentes culturas, cuando marginan descaradamente a la mujer y la condenan a morir lapidada.

   Hay una ingente cantidad de cretinos que creen que ese multiculturalismo lleva a más libertad y no ven que, por el contrario, es una amenaza creciente e inminente para nuestro sistema de vida. Lenta pero inexorablemente, Europa está siendo invadida por el Islam, con diferentes y variadas formas; aprovechándose de las normas democráticas que rigen en estos países.

   Por otra parte, en estos últimos tiempos estamos asistiendo a la creación de grupos de fanáticos musulmanes, cuya idea va más allá de la imposición de sus leyes coránicas en sus propios estados, sino que anuncian la conquista, entre otros, de España y Portugal. Para ello han creado lo que denominan Estado Islámico, que comprende inicialmente los territorios de Siria e Irak, pero con la intención de expandirse progresivamente. Están tomando por la fuerza infraestructuras de refinerías, campos petrolíferos, presas y estaciones eléctricas, con el fin de  crear las condiciones necesarias de un  estado, a la vez de asegurarse también ingresos a través del petróleo.


   Ya se les conoce a este grupo terrorista que está provocando el terror en la comunidad internacional como el más rico del mundo. Esta organización, que en principio iba contra todos aquellos que no fueran suníes, ha manifestado su intención de crear un Estado Islámico regido por la ley islámica (Sharia); pero sus intenciones van mas allá, pues pretenden conquistar, en sus palabras “todo el Norte de Africa, Asia (hasta la India), todo el mundo árabe, los Balcanes (hasta Austria) y España y Portugal”.

   Posiblemente, en principio, no sea más que un deseo, pero esto ha traído como consecuencia el provocar un efecto llamada de yihadistas residentes en otros países, incluso europeos, como parece demostrarse con la salida hacia Siria e Irak de ciudadanos del Reino Unido, y que también reclutan en el resto de países del entorno.


   Al contrario de esas nefastas y absurdas ideas de crear foros de civilizaciones que no conducen a ningún sitio y que solo sirven para dar apariencia de normalidad de países islámicos, lo que realmente conviene ahora es la creación de una estrategia politico-militar para terminar con ese Estado Islámico, colaborando con elementos moderados tanto en Irak como en Siria y a la ejecución de una gran ofensiva que expulse a ese Estado Islámico de Irak y el Levante de sus recientemente conquistados bastiones.

   No hay ningún estado en el mundo moderno en el que el Islam haya generado una sociedad medianamente próspera, medianamente libre, medianamente respetuosa hacia los derechos humanos. En el siglo XVII ya se cortó la extensión islámica desde los Balcanes hacia el corazón de Europa, y así se pudo crear lo que llamamos generalmente Occidente, la cultura más civilizada y a la vez piadosa, compasiva y fructífera, próspera y libre que jamás existió.


NECIOS Y MALVADOS

   La ignorancia puede ser curada, pero como todos sabemos, la estupidez es eterna. El pueblo español tradicionalmente ha sido generoso y solidario a la hora de atender situaciones de carácter extraordinario, y ahí están las hemerotecas que dan fe de las ingentes ayudas prestadas a otros países en situaciones extremas. El auxilio, como deber moral, ha sido siempre una premisa de cualquier Gobierno y la historia ha demostrado que el carácter del ciudadano español ha estado siempre por la ayuda del necesitado.

   Con motivo del traslado por parte del Gobierno español de Miguel Pajares, religioso que desde el año 1960 se ha dedicado en África a atender a los enfermos, y que estaba aislado en el hospital San José de Monrovia (Liberia), y ante la posibilidad de que se hubiera contagiado del virus del Ébola, se han alzado voces pidiendo que no se le trajese para evitar el contagio; como si en vez de traerlo del Tercer Mundo fuera España una parte del mismo. Han sido unos aventadores de odios los promotores de intentar sembrar la semilla de la duda en una sociedad generalmente cercana con los enfermos. La verdadera epidemia en España no es el Ébola, sino la maldad y la necedad de tanto ruin dispuesto a señalar con la mira de su egoísmo y su fanatismo. 


   Y todo esto ocurre por tratarse de un religioso, aunque algunos lo disfracen a medias entre el gasto económico del traslado y el riesgo sanitario, como si en España no tuviéramos una sanidad pública magnifica. No se ha criticado nunca el traslado de un montañero lesionado en una expedición por el Perú, o el rescate de cualquier persona en situaciones de gravedad. No se discute por pagar rescates que sirven para financiar el terrorismo, pero en cambio sí se pide resarcirnos de la ayuda prestada a un religioso que está entregando su vida por los demás.
   Se critica por ser religioso y por la mala fe del denunciante; obviando interesadamente de la labor de estas personas en la ayuda a enfermos, hambrientos y menesterosos en general, como se ha podido recientemente comprobar en esta etapa dura de pobreza para muchas familias.

   Y precisamente han tenido que venir estas peticiones de gentes situadas en posiciones que ellos llaman progresistas; los que han pedido en manifestaciones de dudosa legalidad la entrada indiscriminada de foráneos de países africanos, sin demandar a la vez medidas suficientes para reconocer a cada uno de ellos por si fueran portadores de enfermedades inexistentes en España.


  Siguen intentando convencernos de que los valores de la izquierda son moralmente superiores a los de la derecha, en un intento de implantar un monopolio moral por parte de estos que quieren impedir a la gente que quede en paz con sus creencias. Están convencidos de que la desprogramación religiosa forma parte del proceso de modernización arrancado en el postfranquismo, y por lo cual una fe personal identifica a un refractario, a un personaje de la leyenda negra basada en el nacionalcatolicismo.

   Es la doble moral de una izquierda sectaria, que se permite el lujo de arrogarse una superioridad moral e intelectual que nunca tendrá, porque no puede tenerla una ideología que sigue cimentándose en el principio totalitario de la destrucción de la dignidad humana. El que se sea ignorante no da licencia para ser malvado. Habría que sentir admiración por quienes dan todo por los demás, es decir, el bien más preciado, la vida y la salud, a cambio de nada y esperando sólo una recompensa en el otro mundo.

   No encuentro momento más oportuno para repetir unas palabras de Jesucristo: “El mal no es lo que entra en la boca del hombre, sino lo que sale de ella.”