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     LA CRISIS, ESE GRAN NEGOCIO

    La crisis ha golpeado con fuerza desde el verano de 2007 a la economía española. La destrucción de empleo, que comenzó en octubre de 2007, se ha ido acelerado con el paso del tiempo.
  Los sindicatos mayoritarios CC.OO. y UGT han celebrado en numerosas ocasiones la decisión de Zapatero de asumir la tarea de acometer la recuperación de la economía, aún cuando ésta no solamente no avanzaba sino que progresivamente la situación ha venido deteriorándose a pasos agigantados.
  Pero esta crisis no afecta a estos dos sindicatos, pues el Gobierno les subvenciona generosamente a través del Ministerio de Trabajo con el dinero de los contribuyentes. Los mismos contribuyentes a los que estos sindicatos esquilman como si de una vulgar empresa se tratara, esas empresas tan denostadas por los sindicalistas a voz en grito en sus manifestaciones que, precisamente, no se dirigen al Gobierno.
  En un reportaje que publica el diario El Mundo (27.02.11), se relaciona el precio de los servicios que el sindicato CC.OO. cobra a todo aquél que acude a su asesoría jurídica. Son usuarios que acuden en busca de ayuda para iniciar procesos judiciales o administrativos en los que reclaman prestaciones sociales, recurren despidos, sanciones, salarios o emprenden actuaciones ante los juzgados de lo Social o el Fondo de Garantía Salarial.
En dicho reportaje aparece un cuadro sobre las tarifas a cobrar por la prestación de servicios y en la misma se puede comprobar que se cobra por todo, es decir, hasta por aquello que gratuitamente hacen organismos de la Administración.
   Muchos nos preguntamos a donde van a parar las ingentes subvenciones que perciben los sindicatos, aunque aquellos que conocemos los entresijos de estas organizaciones sabemos que sus organigramas nada tienen que envidiar a las de las empresas punteras de cualquier sector.
   Son incapaces de mantenerse con las cuotas de los afiliados para mantener el "aparato" que lo sustenta. Son máquinas voraces que lo trituran todo: las pocas cuotas que reciben, las subvenciones tanto nacionales como autonómicas, de diputaciones y ayuntamientos; de cursos de formación y de los propios servicios que gestionan (seguros, viviendas, etc.).
   Solamente por las subvenciones recibidas deberían, como cualquier ONG, dar un servicio gratuito a aquellos trabajadores que necesiten de sus servicios, sino que vivan de las cuotas de los afiliados.
    Y es que es sabido que en tiempos de crisis siempre hay quien saca beneficios.

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