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   RESPETO A LA HISTORIA


     En un reportaje a pie de calle realizado en una Universidad española -creadora de futuros ingenieros- con motivo de la muerte de Adolfo Suárez, se pudo comprobar el grado de conocimiento de la historia contemporánea por esos alumnos, como posiblemente pudieran haber sido de otras universidades diferentes Las respuestas sobre las preguntas relacionadas con la vida del personaje fue todo un auténtico desencanto sobre los conocimientos que estos alumnos tienen sobre la Transición y los acontecimientos acaecidos.
   Salvando un par de opiniones, el numeroso resto entrevistado dio muestras inequívocas de la falta de atención sobre una parte fundamental de la historia de nuestra democracia. Hubo quien se atrevió a situar a Adolfo Suárez como componente de una banda de música, otros como un artista o actor y los más, sin la más remota idea de quien era el personaje.

   La mayoría de las universidades públicas españolas deberían ser un espacio plural de reflexión, libertad, participación, respeto y tolerancia, y todo ello se consigue con una franca determinación de los profesores por inculcarles a sus alumnos estas premisas. Sin embargo, cada vez es más frecuente la politización de los estudiantes en el sentido de tergiversar la historia acomodándola a ideas o intereses personales del educador. Pasividad y tolerancia activa y comprensiva ante expresiones y actitudes muchas veces próximas a la violencia en vez de encaminar al estudiante por la senda del respeto, la tolerancia y… el saber.

   Sin embargo, la dejación de sus obligaciones educativas sirve, por una parte, para acumular ignorancia sobre cuestiones históricas fundamentales, y por otra, la inoculación de unos principios políticos basados en una desinformación de base que hace que se explique el desastre intelectual y moral que muchas veces tenemos ocasión de ver, cuando no de padecer en algunos actos vandálicos en nuestras universidades.










  

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