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LAS TOGAS EMBARRADAS

   Sin ningún pudor, todo un Fiscal General del Estado llegó a manifestar públicamente que a veces era necesario que las togas –referidas a Jueces y Fiscales- tenían que mancharse con el polvo del camino, en clara alusión a tener que hacer lo que el pueblo llano entiende como hacer la vista gorda en determinados asuntos. Esta manifestación, que cualquier persona decente y que crea en la división de poderes en un estado de derecho le parecerá un escándalo, se asentó de tal forma en la sociedad española que parecía quedar como una simple anécdota.

   Pero parece ser que la anécdota ha cobrado plena actualidad. Algunos jueces del Constitucional no han tenido reparo en rebozar sus togas en el polvo del camino a la hora de adoptar una decisión que agravia la memoria de las víctimas del terrorismo, escarnece a sus familiares y nos envilece a todos aquellos que pensamos que la moral, la decencia, la dignidad y la ética no puede ser moneda de cambio; por tanto,  no se puede subvertir el orden constitucional, ya que es incompatible la presencia de terroristas en las instituciones democráticas, pues su presencia en las urnas supone una dolorosa bofetada, no solamente para las victimas del terrorismo, sino para cualquier persona decente, por una vez que se había debilitado a los terroristas al excluirlos de las instituciones democráticas. Sin el dinero,sin el control social, sin la proyección mediática, sin el poder político que les da gobernar ayuntamientos y su presencia en las instituciones vascas y navarras, así como la presión policial contra los terroristas, éstos se hubieran debilitado al encontrarse  contra las cuerdas. 
Pascual Sala - Pte. del Tribunal 


  Desgraciadamente estamos asistiendo al fin de la separación de poderes, algo tan necesario en democracia, pues ha quedado demostrado que la designación política de los miembros de los máximos órganos judiciales nos aboca a que el poder judicial sea una mera correa de transmisión del poder político. Esos jueces nombrados por los partidos políticos no son independientes, siendo esto fundamental para poder impartir justicia y esa dependencia política de nuestro sistema judicial es una lacra para nuestro Estado de Derecho.

   Toda la documentación elaborada por las Fuerzas de Seguridad del Estado, las actas de las reuniones entre los terroristas y sus mandados políticos, las evidencias, certezas y pruebas que conectan a los de la capucha con los que se han presentado con el nombre de Bildu, no han servido para nada.

   Aunque en todos los regímenes políticos sea un imperativo legal el sometimiento a lo que dictaminen las sentencias, lo característico de las democracias es que ese deber de acatamiento no tiene por qué llevar aparejado una pérdida del derecho ciudadano a la hora de valorar públicamente las resoluciones judiciales, y los que tenemos contraído un compromiso con las victimas del terrorismo y queremos ser solidarios con aquellos que todos los días se juegan la vida desde concejalías en pueblos remotos que sufren la presión de los violentos, tenemos la obligación de criticar las resoluciones judiciales que atentan contra la lógica y la propia conciencia, incluso debe ser  considerado como un deber.


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