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   MALDITO ANIVERSARIO

   

   Diez años parecen muchos pero en la mente de demasiadas personas no es mas que un lapso de tiempo entre el estar o no estar con quien echas de menos. Estos diez años transcurridos del atentado terrorista del once de marzo del 2004, solo ha servido para atemperar algunos ánimos y sosegar algunas actitudes, que no todas. Porque España sigue enfrentada en cuanto a la visión de algunos hechos, muchas veces defendidos más con la pasión partidista que con el razonamiento.

   Lo que no debiera ser discutido, por un elemental respeto a la verdad, es el que se deba seguir investigando hasta esclarecer cada una de las dudas planteadas, incluso por el propio juez que dictaminó lo ocurrido; la investigación debe seguir hasta el total esclarecimiento de los hechos porque así lo exigen casi doscientos muertos y millares de heridos, la dignidad nacional y el futuro de las próximas generaciones.

    No solamente por todos aquellos que perdieron la vida o quedaron mutilados, sino porque ese atentado dividió a la sociedad, a los partidos, a los medios de comunicación e incluso a las víctimas. Hay que seguir indagando en búsqueda de la verdad, porque las zonas oscuras siguen existiendo, como las dolorosas cicatrices del tiempo que supura aún una deuda de conciencia pendiente desde aquellos malditos días de marzo.

Quedan pendiente al día de hoy el saber quién ordenó la matanza. Tampoco se han depurado las responsabilidades por los innumerables errores que se cometieron en la investigación. Y queda también pendiente el análisis objetivo del comportamiento popular, más cercano a un desordenado ataque de pánico que a la reacción serena de una sociedad consciente de hallarse en la diana de una ofensiva contra sus valores primordiales.







Mientras quede un resquicio para la duda, nunca se cerrará el episodio mas negro sobre terrorismo que ha habido en España.




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