Páginas

    DIGNIDAD  

      Hay acciones que hacen renacer el ánimo después de tanta claudicación y entreguismo, de tanta vergüenza padecida ante actitudes cobardes, ante tanto defensor de la ignominia. Han tenido que ser tres mujeres, representando a muchas más, quienes se hayan enfrentado en Alsasua, la localidad Navarra gobernada por Bildu, a una patética hermandad de nostálgicos del crimen, de terroristas cargados de años y de rencores, prófugos de la justicia tras haber perpetrado asesinatos, extorsiones, estragos y asociación ilícita.  

   Era una especie de encuentro de viejas glorias reivindicando el que sus atrocidades habían sido justas en esos cincuenta años de plomo. Eran más de un centenar de terroristas en un acto propagandístico de ETA, con algunos matones que acumulaban cientos de muertos. El horror reunido en un aquelarre reivindicativo de que sus fechorías tenían que ser reconocidas como un bien para el País Vasco.

    Tres mujeres se plantaron donde se celebraba la fiesta reivindicativa para recordarles que  ni uno solo de ellos había anunciado su abandono de la banda terrorista, ni se había arrepentido de su militancia ni tampoco habían reconocido el daño causado. Ellas les pedían por escrito, ante la incredulidad de esos corazones fríos, que condenaran el terrorismo y aclararan los asesinatos, con una lista de crímenes aún sin resolver.

    Tres mujeres valientes, ejemplo para la política, las instituciones y la Justicia, enfrentadas a asesinos como Zabarte Arregi, con 17 asesinatos a su espalda y otro tan cualificado como Antxon Etxebeste, un jefe que lleva en libertad más de 10 años. Avergüenza bastante que ese acto no se hubiera hecho antes desde otras instancias; que algunos desde nuestra cómoda posición no nos movilicemos ante semejante cuadrilla facinerosa. Estas mujeres nos han hecho recordar que la dignidad es una cualidad que poco a poco se va olvidando y que tendría que prevalecer por encima del miedo y que supone el respeto consigo mismo.
 

1 comentario: